miércoles, 14 de julio de 2010

23 de Abril.



Caminaba de la mano de la mujer del vestido rojo. Vestía los altísimos tacones negros, aquellos que la hacían caer una y otra vez. Pero, aun así seguía sufriendo con ellos puestos, porque sabía que eran mis favoritos...

La noche parecía no apagar sus brillantes ojos azules. Unos ojos llenos de dulzura. Recubiertos por unas pestañas kilométricas y una ligera sombra de ojos.
Sus labios, rojos. Acompañados de una sonrisa que resonaba felicidad. Porque, nadie es perfecto hasta que sonríe.

Aquella noche era el único afortunado para bailar con la princesa. Incluso los personajes de los cuentos de hadas estarían celosos.

Abrí los ojos por un momento. La mujer del vestido rojo había desaparecido, su sonrisa, sus ojo, todo. La calle estaba vacía, mi única compañía eran un par de gatos que rondaban por la zona.

La noche del 23 de Abril seguía siendo el mismo fracasado de siempre. Esta era la verdadera realidad. Lo único que sabía hacer era soñar y soñar.

Sabía que una sonrisa como esa jamás podría existir.

1 comentario:

  1. cero comentarios! si más gente supiese apreciar la belleza de esta clase de entradas me sentiría menos "desencajado"
    saludos
    PD: Devoto a tus entradas
    Intentando sonreir... mira! lo hago! :)

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